Muchas Letras

03 abril 2008

¿Crisis? ¿Qué crisis?

Como otras veces, hacía mucho que no escribía nada. Pero me he encontrado con una noticia de esas que caen como una patada en la parte del cuerpo que más duela (lo dejo a vuestra elección), y claro, no tenía elección.

El caso es que, después de machacarnos con los términos y expresiones crisis, turbulencias económicas y terremoto financiero, después de ver que los bancos centrales inyectan capital en los mercados para que los bancos no entren en bancarrota (valga la redundancia) van y nos dicen que los bancos aumentan su beneficio en casi un 20% respecto al año pasado. Y se quedan tan anchos.

La cosa es todavía más indignante si uno busca el origen del problema: resulta que todo esto viene porque a los putos banqueros no les llegaba con lo que ganaban cuando los intereses estaban bajos, así que se dedicaron a dar préstamos de altísimo riesgo para luego hacer malabarismos con ellos. Recomiendo leer el enlace, es muy esclarecedor.

También es cierto que hay mucha gente que está, sencillamente, enferma. Gente con un virus que afecta a su sentido del riesgo anulándolo, y haciendo que se meta en aventuras insalvables solo por ser propietarios de unos metros cuadrados de mierda. Ese afán de ser propietario suele ser sintomático de los nuevos ricos, los que ayer no tenían y hoy tienen en abundancia. El problema se presenta cuando uno tiene la sensación de que tiene, pero en realidad no tiene. Esto es lo que pasaba cuando los intereses estaban bajos: ¡a comprar, que sale barato! Amiguitos, pero esos intereses bajos de vuestras hipotecas son variables, que quiere decir que pueden subir. De hecho, si están muy bajos, lo natural es que suban, a mayor o menor velocidad, pero que suban. ¿Nadie lo había pensado? Parece que muchos no, pobres incautos. Eso sí, incautos con piso en propiedad y un BMX X5 en el garaje (posiblemente con un letrero que dice "Se Vende").

A ver quien lo paga...

ACTUALIZACIÓN: Según el Banco de España el beneficio empresarial creció un 38,1% en 2007 (más que en los últimos 3 años), mientras el gasto salarial sólo aumentó un 4,4% (menos que el año anterior). ¡Os juro que nos es mi empresa la que se lleva toda esa pasta!